Veronica Adrián
PROPIEDADES.- El Mercurio
Domingo 26 de Febrero de 2006
LOS DEFENSORES DE LA CIUDAD
ORIANA OLIVOS MARÍNA
Nadie sorprende ver en la televisión y en los diarios a vecinos protestando para que se respeten sus derechos ciudadanos. Desde la demanda por un semáforo o un lomo de toro hasta la defensa de un edificio patrimonial o cambios en los planes comunales reguladores conforman la lista de consignas que se aprecian en pancartas.
Hay de todo
Quienes tienen más recursos imprimen sus grandes carteles con sofisticadas tecnologías. Aquellos más artistas usan artilugios de la plástica para darse a conocer, mientras que la gente más sencilla recurre a métodos tradicionales de protesta: volantes que reparten en la feria y pliegos de cartulina manuscritos con plumón escolar.
El arquitecto urbanista Héctor Arroyo, que ha estudiado el fenómeno de participación ciudadana en Canadá y México, afirma que las protestas callejeras por mejoras urbanas y calidad de vida no es privativo de Chile. "Sólo hay que mirar lo que pasó el año pasado en Francia, cuando París ardió. Si bien existen grandes diferencias entre ambos casos, obedecen al fenómeno de la globalización, que permite que la gente se organice frente a los mismos problemas que ella les acarrea".
Se calcula que sólo en la capital de Chile han existido cientos de organizaciones barriales, de todo tipo, en estos últimos tiempos que se han formado a la luz de alguna demanda relacionada con la ciudad.
Dice Patricio Herman, de "Defendamos la ciudad", que si bien algunas son transitorias, desaparecen cuando finaliza el conflicto, otras han logrado erigirse más allá de su barrio y transformarse como importante referente para dar respuesta y asesoría técnica a los que vienen."Un caso emblemático lo representan los vecinos de Costanera Norte, quienes una vez que lograron que las autoridades modificaran el trazado de la autopista que los perjudicaba, conformaron Ciudad Viva, organismo que se dedica a defender los derechos urbanos".
Sin partidos políticos
El arquitecto Alfredo Rodríguez, de Corporación Sur, coincide en que los grupos de protestas barriales son una tendencia mundial. "Surgen de manera dispersa y una de las razones es que los partidos han perdido su peso y para la gente ya no cumplen el rol de interlocutor entre los intereses de los ciudadanos y las autoridades. Pero lo más importante es que son transversales, súper democráticos. A nadie se le excluye por su tendencia política o condición socioeconómica. Los que funcionan con estos métodos suelen tener mayores éxitos en sus objetivos".
Para los expertos -además del fenómeno de la globalización, que ha traído mucho progreso pero a la vez ha mermado la calidad de vida en los barrios producto del desarrollo vertiginoso- una de las causas centrales del malestar de la gente es la falta de canales de participación.
"Las autoridades del territorio, locales y centrales, planifican sin consultar a la gente que se verá impactada por los proyectos de construcción. Los afectados sienten, y con justa razón, que se los pasa a llevar. Y cuando intentan buscar soluciones sólo encuentran negativas. Incluso, algunos alcaldes que se han dado cuenta de la necesidad de consultar a los vecinos, cuando cambian el plan regulador comunal, realizan una especie de convocatoria. Pero, finalmente, las propuestas de la gente no son consideradas cuando elaboran el rayado de cancha definitivo".
Otro de los males que salta a la vista es el crecimiento excesivo de la ciudad. Para Patricio Herman, mientras más se desarrolla una urbe, las complicaciones de habitarla se acrecientan. "Santiago concentra el 42 por ciento de la población de todo Chile. Está alta cifra sólo la tenemos nosotros a nivel mundial. Hemos roto un récord. En este escenario es probable que las protestas barriales sigan aumentando y de aquí a diez años proliferen significativamente".
Para Alfredo Rodríguez este fenómeno es parte del proceso democrático. "Pero las cosas podrían ser mejores. Las obras de infraestructura que impactan la ciudad y afectan el barrio, por ejemplo, no debería ser avasalladoras. Si los proyectos tuvieran mayor difusión y contaran con la participación de los afectados, se evitarían mayores problemas. Lo que pasa que tanto el Ministerio de Vivienda como el Ministerio de Obras Públicas están apostando por un modelo que permite el desarrollo de las constructoras e inmobiliarias, ya que generan empleo y crecimiento económico. Lo malo es que no han incorporado el problema de los impactos que éstos provocan en la ciudad. Creo que no es mala voluntad, si no que existe temor a que las empresas no inviertan o a veces no ven necesario contemplar esta variable. Se suma el hecho de que al consultar a la gente los proyectos se demoran más".
Según el arquitecto, se ha demostrado que se puede progresar haciendo participar a la comunidad. "Muchas empresas están dispuestas a transar ciertas cosas, sobre todo en proyectos millonarios".
La institucionalización
Todos concuerdan en que una de las características de los grupos barriales es que ejercen su protesta en forma pacífica y para solucionar sus conflictos buscan información técnica sobre lo que los aqueja."Están dispuestos a sentarse a conversar, aunque hay que reconocer que las autoridades temen que, al generar instancias de participación, aparezcan los clásicos señores que siempre se niegan. Sin embargo, esto es parte del proceso democrático. Y la falta de costumbre de participación ciudadana en Chile tiende a crear desconfianzas, las que una vez limadas permiten que las cosas fluyan entre vecinos y autoridades. Pero no es tan fácil, porque en nuestro país se impone el espíritu burocrático", enfatiza Héctor Arroyo. Comenta que para que no se produzcan estallidos sociales en el futuro, como en otros países, resulta imprescindible que las autoridades puedan prever los conflictos. "Tener olfato, ésa es la clave y consultar con expertos nacionales la forma de cómo empezar a enfrentar el conflicto urbano. Esto se ha hecho en otros países y ha dado resultado".
Un caso emblemático de participación ciudadana, que comenzó a tomar fuerza en Santiago, ha sido el de la organización "Defendamos la ciudad". Dice Patricio Herman, uno de sus dirigentes, que todo comenzó por la inquietud de un grupo muy pequeño de profesionales vinculados con la urbe. "Pero nosotros nos sorprendimos cómo fue tomando fuerza. Y gracias a las cartas que publicamos en El Mercurio, mucha gente de barrio comenzó a consultarnos. Hemos conocido más de cien organismos independientes de todas partes de Santiago".
Quizás la expresión más institucionalizada de participación ciudadana independiente la conforman la "Coordinadora de derechos urbanos", creada en septiembre de 2005, que reúne a muchas organizaciones barriales, también a "Defendamos la Ciudad" y a "Ciudad Viva". Además de elaborar su manifiesto, se ha propuesto ser reconocida al mismo nivel de la Cámara de la Construcción para negociar los asuntos urbanos de igual a igual con las autoridades.
Derechos urbanos
En septiembre de 2005 se creó la Coordinadora de los Derechos Urbanos, que aglutina a organismos barriales independientes. La agrupación busca trasformarse en una instancia con capacidad de sentarse a debatir los temas de la ciudad con las autoridades. Su emblema: exigir el proceso de democratización en la toma de decisiones en los asuntos de desarrollo de la urbe.
LAS CARAS DETRAS DE LOS CARTELES
LAS CARAS DETRAS DE LOS CARTELES
MILLARAY NAVARRO y ORIANA OLIVOS
PROPIEDADES.-
El Mercurio
Domingo 26 de Febrero de 2006
Domingo 26 de Febrero de 2006
Innumerables son los grupos que se organizan para protestar por su barrio. Sacrifican horas de sueño, el cariño familiar y utilizan todos sus contactos e ingenio para ser escuchados.
Algunos de los primeros en meter bulla en Santiago fueron los vecinos de Pedro de Valdivia Norte cuando nació el proyecto Costanera.
Desde ese día, Mónica Retamales, periodista, bombardea a sus colegas con comunicados para que sus vecinos tengan cobertura. Y la estrategia le ha resultado: el barrio aparece casi a diario en la prensa o en la tele. "Utilizamos todos nuestros contactos para meter ruido. Si no los tuviéramos, no sé si tendríamos los mismos espacios".
Quienes viven en esta área de Providencia hoy alegan por los túneles que se construyen bajo el San Cristóbal.
Juan Luis Moure, el vocero, afirma que no van a parar hasta que el Ministerio de Obras Públicas acepte la propuesta alternativa que le presentaron y que tantas horas de sueño les costó diseñar. "Los ingenieros son del barrio y se quedaron varios días trabajando hasta la madrugada... y sin ganar un solo peso, obviamente".Como necesitan presupuesto para tanta gestión, hacen rifas, solicitan aportes casa por casa y diseñaron una serie de carteles que venden a los vecinos.
Moure pone de vez en cuando la casa y toda su voluntad para organizar cuanta cosa se les ocurra. Su familia le ha reclamado por tanto entusiasmo, pero en el fondo igual lo apoyan. No piensa parar."Al menos, hemos puesto el tema en los medios y la gente ahora lo discute".
San Miguel presente
Exactamente son 56 vecinos los que conforman el movimiento "Organización de Defensa del Patrimonio Urbanístico y Habitacional de San Miguel-El Llano". La mayoría reside en casas del año 45, que se caracterizan por sus enormes patios y amplias dependencias."Mucho terreno codiciado por las empresas constructoras para levantar edificios de hasta 17 pisos que nos quitan la luz", dicen sus dirigentes.
Conscientes del poder que han generado, porque ahora pueden hablar de igual a igual con autoridades, para ellos la lucha ha sido dura.Además de pagar una cuota para autofinanciarse tienen que firmar un registro. "Todo debe estar como Dios manda. Si uno quiere participar, también hay que hacerse responsable", dice Victoria Loyola, trabajadora y dueña de casa, quien comenzó a golpear puertas cuando la presionaron para que vendiera su casa.
"Había muchas personas que estaban sufriendo lo mismo y que temían que en cualquier momento les partieran la casa en dos y les instalaran un tremendo edificio de vecino".Victoria agrega que han repartido volantes en la feria y están organizando una asamblea en la plaza para muy pronto.
Ella es una de las más entusiastas. Escribe cartas a los diarios y navega por internet para aumentar sus conocimientos y buscar más contactos. Su tarea, nada fácil, es participar activamente en las enmiendas del plan regulador comunal.Si bien no tienen arquitectos que los orienten, Pedro Vargas, contratista forestal, es el que se encarga de conseguir la información con amigos de la Universidad de Chile.
Por eso no es casual que en casa de Victoria, en las reuniones de intenso trabajo, se hable con casi plena sapiencia de rasantes, índices de constructibilidad y una serie de términos que para ellos hasta hace poco eran chino.
Elías de la Cruz
Las arquitectas Adriana Araneda y Verónica Adrián, además de ser madre e hija, vivieron 30 años en París.
Empapadas de la cultura patrimonial francesa, no escatimaron en poner su impronta en su microbarrio de Ñuñoa, declarado por el plan regulador comunal como "zona de conservación histórica". Su fin, en el corto plazo, es que el Consejo de Monumentos Nacionales lo declare Zona Típica.
Se bautizaron como "Colectivo Elías de la Cruz", en honor al conjunto habitacional, y desde fines del año pasado están en la pelea por modificar el plan regulador y parar la vorágine inmobiliaria. "Cada piso más es un rayo de sol menos para Ñuñoa", dicen madre e hija, quienes retomaron la organización del barrio y despertaron a los vecinos que desde hace algún tiempo se habían desmovilizado.
"Con la Pola, que es periodista, y el Vicente, que es sociólogo urbanista, comenzamos a organizar a la gente, que en su mayoría pertenece al mundo de la cultura. Incluso participa la actriz Lorene Prieto, quien aparece en muchas teleseries, y otros tantos conocidos que eligieron este barrio para vivir y ahora ven con impotencia cómo su entorno se está transformando".
La verdad es que se han hecho muy amigos."Hemos logrado tenernos confianza y encargarnos las casas cuando salimos de vacaciones", comentan con entusiasmo las arquitectas.
Si bien la plaza, corazón de las 85 (Fe de ratas) casas construidas en 1928, constituye el centro de las reuniones y de los comentarios cotidianos de cómo andan las cosas, mientras los vecinos sacan a jugar a los niños y pasean a sus mascotas, la vivienda de estas arquitectas se ha transformado en el centro de operaciones.
"Acá estudiamos mucho sobre patrimonio y el plan regulador. Hacemos los volantes que repartimos, los comunicados y cuando algún vecino necesita, hasta le facilitamos el computador".
Barrio Miguel Claro
El ruido nocturno y las parejas "prácticamente haciendo el amor en la calle" fueron los hechos que rebasaron la paciencia de Margarita Paci, quien nació en el barrio Miguel Claro hace más de 50 años y participa en cuanta marcha se arme para mantener el carácter residencial de la zona.
"No voy a tranzar por mantener mi calidad de vida intacta", reclama indignada.
En 2002, los vecinos se reunieron por primera vez para reclamar por las altas torres de edificios que aparecían por todo el entorno.Así, en casa de María Angélica Urbina, arquitecta, escritora y funcionaria pública, y en la vivienda del hombre del tiempo de TVN, Luis Weinstein, organizaron varias protestas.
El hijo de la dueña de casa diseñó gorros alusivos, un vecino publicista se puso con los volantes y los artistas que viven en los alrededores armaron tocatas y espectáculos.
Joe Vasconcellos, Ángel Parra y la escultora Cristina Pizarro les colaboraron.
Y aunque no consiguieron parar la construcción de edificios, hoy se juntan en la casa de María Angélica para discutir, entre otros temas, el nuevo plan regulador de Providencia o la inauguración de otro pub en calle Manuel Montt.
Y todo mientras la dueña de casa les ofrece algún tentempié o una bebida para paliar el fuerte calor.
Vecinos por Santiago
Tienen la basura, literalmente, hasta el cuello. Es que deben dejarla al interior de la casa mientras el esquivo camión recolector pasa a retirarla. Y como muchas de las viviendas de los barrios Brasil y Yungay no cuentan con patio, en las cocinas conviven los desperdicios y la comida. Por eso, Rosario Carvajal, profesora de historia, no da más. "A mí me han salido hasta ratones".
Por eso no dudó en protestar junto a la agrupación "Vecinos coordinados por Santiago", nacida al amparo de este problema y que hoy ha extendido sus alas para exigir la devolución de espacios públicos y más participación ciudadana.
Rosario es una de las voceras de turno y reparte volantes informativos en la salida del Metro del barrio y organiza cuanto evento inventan. Se consigue materiales en las universidades e incluso transformó el sitio web del centro cultural en donde trabaja en la página de los vecinos "reclamones".
Además, cada sábado, al ritmo de las canciones de Serrat y Sol y Lluvia, participa en las asambleas que esta organización realiza en el Centro Social y Cultural El Sindicato para ponerse al día respecto de las acciones que emprenderán.
Plaza Las Lilas
Hace un año, apenas se saludaban. Pero bastó una nota en la prensa acerca de la demolición del histórico cine Las Lilas para que se hicieran de lo más yuntas. Y aunque la pantalla grande ya fue demolida, ahora demandan considerar al barrio Zona Típica y que la plaza no se las toque nadie. Hasta reactivaron la "Coordinadora pro derechos urbanos" para trabajar por lo que consideran "lógico".
Para ponerse de acuerdo, cada miércoles se juntan en la casa del pintor Rodrigo Cociña.
Entre cuadro y cuadro, talla y talla, lograron desde ordenar la casa del artista hasta sumar conocimientos para armar actos culturales de protesta. Los asistentes son arquitectos, artistas, periodistas y hasta comerciantes. La discusión es de lo más entretenida. Los más "artesas" proponen recitales de poesía y los más políticos piensan en llegar a La Moneda para hablar con la Presidenta.
Aunque saben que ya no pueden hacer nada por el ex cine, no se desalientan."Desde el principio sabíamos que esta lucha iba a ser ardua y desigual, pero no por eso vamos a bajar las banderas", discursea Juan Guerra, vecino que hace menos de un año apenas decía ¡hola! al dueño de casa y que hoy se sienta cómodo en uno de los sillones de Cociña.
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