26 febrero 2006

SEÑORES DEL GORBIERNO Y LEGISLADORES, ES HORA DE SENTARSE A CONVERSAR JUNTOS Y CAMBIAR YA LAS REGLAS DEL JUEGO!!!

En todas partes la gente está sacando voces para denunciar los atropellos a sus derechos urbanos... y la prensa lo ha estado recogiendo copiosamente.
Veronica Adrián


PROPIEDADES.- El Mercurio
Domingo 26 de Febrero de 2006

LOS DEFENSORES DE LA CIUDAD

ORIANA OLIVOS MARÍNA

Nadie sorprende ver en la televisión y en los diarios a vecinos protestando para que se respeten sus derechos ciudadanos. Desde la demanda por un semáforo o un lomo de toro hasta la defensa de un edificio patrimonial o cambios en los planes comunales reguladores conforman la lista de consignas que se aprecian en pancartas.

Hay de todo
Quienes tienen más recursos imprimen sus grandes carteles con sofisticadas tecnologías. Aquellos más artistas usan artilugios de la plástica para darse a conocer, mientras que la gente más sencilla recurre a métodos tradicionales de protesta: volantes que reparten en la feria y pliegos de cartulina manuscritos con plumón escolar.
El arquitecto urbanista Héctor Arroyo, que ha estudiado el fenómeno de participación ciudadana en Canadá y México, afirma que las protestas callejeras por mejoras urbanas y calidad de vida no es privativo de Chile. "Sólo hay que mirar lo que pasó el año pasado en Francia, cuando París ardió. Si bien existen grandes diferencias entre ambos casos, obedecen al fenómeno de la globalización, que permite que la gente se organice frente a los mismos problemas que ella les acarrea".
Se calcula que sólo en la capital de Chile han existido cientos de organizaciones barriales, de todo tipo, en estos últimos tiempos que se han formado a la luz de alguna demanda relacionada con la ciudad.
Dice Patricio Herman, de "Defendamos la ciudad", que si bien algunas son transitorias, desaparecen cuando finaliza el conflicto, otras han logrado erigirse más allá de su barrio y transformarse como importante referente para dar respuesta y asesoría técnica a los que vienen."Un caso emblemático lo representan los vecinos de Costanera Norte, quienes una vez que lograron que las autoridades modificaran el trazado de la autopista que los perjudicaba, conformaron Ciudad Viva, organismo que se dedica a defender los derechos urbanos".
Sin partidos políticos
El arquitecto Alfredo Rodríguez, de Corporación Sur, coincide en que los grupos de protestas barriales son una tendencia mundial. "Surgen de manera dispersa y una de las razones es que los partidos han perdido su peso y para la gente ya no cumplen el rol de interlocutor entre los intereses de los ciudadanos y las autoridades. Pero lo más importante es que son transversales, súper democráticos. A nadie se le excluye por su tendencia política o condición socioeconómica. Los que funcionan con estos métodos suelen tener mayores éxitos en sus objetivos".
Para los expertos -además del fenómeno de la globalización, que ha traído mucho progreso pero a la vez ha mermado la calidad de vida en los barrios producto del desarrollo vertiginoso- una de las causas centrales del malestar de la gente es la falta de canales de participación.
"Las autoridades del territorio, locales y centrales, planifican sin consultar a la gente que se verá impactada por los proyectos de construcción. Los afectados sienten, y con justa razón, que se los pasa a llevar. Y cuando intentan buscar soluciones sólo encuentran negativas. Incluso, algunos alcaldes que se han dado cuenta de la necesidad de consultar a los vecinos, cuando cambian el plan regulador comunal, realizan una especie de convocatoria. Pero, finalmente, las propuestas de la gente no son consideradas cuando elaboran el rayado de cancha definitivo".
Otro de los males que salta a la vista es el crecimiento excesivo de la ciudad. Para Patricio Herman, mientras más se desarrolla una urbe, las complicaciones de habitarla se acrecientan. "Santiago concentra el 42 por ciento de la población de todo Chile. Está alta cifra sólo la tenemos nosotros a nivel mundial. Hemos roto un récord. En este escenario es probable que las protestas barriales sigan aumentando y de aquí a diez años proliferen significativamente".
Para Alfredo Rodríguez este fenómeno es parte del proceso democrático. "Pero las cosas podrían ser mejores. Las obras de infraestructura que impactan la ciudad y afectan el barrio, por ejemplo, no debería ser avasalladoras. Si los proyectos tuvieran mayor difusión y contaran con la participación de los afectados, se evitarían mayores problemas. Lo que pasa que tanto el Ministerio de Vivienda como el Ministerio de Obras Públicas están apostando por un modelo que permite el desarrollo de las constructoras e inmobiliarias, ya que generan empleo y crecimiento económico. Lo malo es que no han incorporado el problema de los impactos que éstos provocan en la ciudad. Creo que no es mala voluntad, si no que existe temor a que las empresas no inviertan o a veces no ven necesario contemplar esta variable. Se suma el hecho de que al consultar a la gente los proyectos se demoran más".
Según el arquitecto, se ha demostrado que se puede progresar haciendo participar a la comunidad. "Muchas empresas están dispuestas a transar ciertas cosas, sobre todo en proyectos millonarios".
La institucionalización
Todos concuerdan en que una de las características de los grupos barriales es que ejercen su protesta en forma pacífica y para solucionar sus conflictos buscan información técnica sobre lo que los aqueja."Están dispuestos a sentarse a conversar, aunque hay que reconocer que las autoridades temen que, al generar instancias de participación, aparezcan los clásicos señores que siempre se niegan. Sin embargo, esto es parte del proceso democrático. Y la falta de costumbre de participación ciudadana en Chile tiende a crear desconfianzas, las que una vez limadas permiten que las cosas fluyan entre vecinos y autoridades. Pero no es tan fácil, porque en nuestro país se impone el espíritu burocrático", enfatiza Héctor Arroyo. Comenta que para que no se produzcan estallidos sociales en el futuro, como en otros países, resulta imprescindible que las autoridades puedan prever los conflictos. "Tener olfato, ésa es la clave y consultar con expertos nacionales la forma de cómo empezar a enfrentar el conflicto urbano. Esto se ha hecho en otros países y ha dado resultado".
Un caso emblemático de participación ciudadana, que comenzó a tomar fuerza en Santiago, ha sido el de la organización "Defendamos la ciudad". Dice Patricio Herman, uno de sus dirigentes, que todo comenzó por la inquietud de un grupo muy pequeño de profesionales vinculados con la urbe. "Pero nosotros nos sorprendimos cómo fue tomando fuerza. Y gracias a las cartas que publicamos en El Mercurio, mucha gente de barrio comenzó a consultarnos. Hemos conocido más de cien organismos independientes de todas partes de Santiago".
Quizás la expresión más institucionalizada de participación ciudadana independiente la conforman la "Coordinadora de derechos urbanos", creada en septiembre de 2005, que reúne a muchas organizaciones barriales, también a "Defendamos la Ciudad" y a "Ciudad Viva". Además de elaborar su manifiesto, se ha propuesto ser reconocida al mismo nivel de la Cámara de la Construcción para negociar los asuntos urbanos de igual a igual con las autoridades.
Derechos urbanos
En septiembre de 2005 se creó la Coordinadora de los Derechos Urbanos, que aglutina a organismos barriales independientes. La agrupación busca trasformarse en una instancia con capacidad de sentarse a debatir los temas de la ciudad con las autoridades. Su emblema: exigir el proceso de democratización en la toma de decisiones en los asuntos de desarrollo de la urbe.

LAS CARAS DETRAS DE LOS CARTELES
MILLARAY NAVARRO y ORIANA OLIVOS
PROPIEDADES.-
El Mercurio
Domingo 26 de Febrero de 2006
Innumerables son los grupos que se organizan para protestar por su barrio. Sacrifican horas de sueño, el cariño familiar y utilizan todos sus contactos e ingenio para ser escuchados.
Algunos de los primeros en meter bulla en Santiago fueron los vecinos de Pedro de Valdivia Norte cuando nació el proyecto Costanera.
Desde ese día, Mónica Retamales, periodista, bombardea a sus colegas con comunicados para que sus vecinos tengan cobertura. Y la estrategia le ha resultado: el barrio aparece casi a diario en la prensa o en la tele. "Utilizamos todos nuestros contactos para meter ruido. Si no los tuviéramos, no sé si tendríamos los mismos espacios".
Quienes viven en esta área de Providencia hoy alegan por los túneles que se construyen bajo el San Cristóbal.
Juan Luis Moure, el vocero, afirma que no van a parar hasta que el Ministerio de Obras Públicas acepte la propuesta alternativa que le presentaron y que tantas horas de sueño les costó diseñar. "Los ingenieros son del barrio y se quedaron varios días trabajando hasta la madrugada... y sin ganar un solo peso, obviamente".Como necesitan presupuesto para tanta gestión, hacen rifas, solicitan aportes casa por casa y diseñaron una serie de carteles que venden a los vecinos.
Moure pone de vez en cuando la casa y toda su voluntad para organizar cuanta cosa se les ocurra. Su familia le ha reclamado por tanto entusiasmo, pero en el fondo igual lo apoyan. No piensa parar."Al menos, hemos puesto el tema en los medios y la gente ahora lo discute".
San Miguel presente
Exactamente son 56 vecinos los que conforman el movimiento "Organización de Defensa del Patrimonio Urbanístico y Habitacional de San Miguel-El Llano". La mayoría reside en casas del año 45, que se caracterizan por sus enormes patios y amplias dependencias."Mucho terreno codiciado por las empresas constructoras para levantar edificios de hasta 17 pisos que nos quitan la luz", dicen sus dirigentes.
Conscientes del poder que han generado, porque ahora pueden hablar de igual a igual con autoridades, para ellos la lucha ha sido dura.Además de pagar una cuota para autofinanciarse tienen que firmar un registro. "Todo debe estar como Dios manda. Si uno quiere participar, también hay que hacerse responsable", dice Victoria Loyola, trabajadora y dueña de casa, quien comenzó a golpear puertas cuando la presionaron para que vendiera su casa.
"Había muchas personas que estaban sufriendo lo mismo y que temían que en cualquier momento les partieran la casa en dos y les instalaran un tremendo edificio de vecino".Victoria agrega que han repartido volantes en la feria y están organizando una asamblea en la plaza para muy pronto.
Ella es una de las más entusiastas. Escribe cartas a los diarios y navega por internet para aumentar sus conocimientos y buscar más contactos. Su tarea, nada fácil, es participar activamente en las enmiendas del plan regulador comunal.Si bien no tienen arquitectos que los orienten, Pedro Vargas, contratista forestal, es el que se encarga de conseguir la información con amigos de la Universidad de Chile.
Por eso no es casual que en casa de Victoria, en las reuniones de intenso trabajo, se hable con casi plena sapiencia de rasantes, índices de constructibilidad y una serie de términos que para ellos hasta hace poco eran chino.
Elías de la Cruz
Las arquitectas Adriana Araneda y Verónica Adrián, además de ser madre e hija, vivieron 30 años en París.
Empapadas de la cultura patrimonial francesa, no escatimaron en poner su impronta en su microbarrio de Ñuñoa, declarado por el plan regulador comunal como "zona de conservación histórica". Su fin, en el corto plazo, es que el Consejo de Monumentos Nacionales lo declare Zona Típica.
Se bautizaron como "Colectivo Elías de la Cruz", en honor al conjunto habitacional, y desde fines del año pasado están en la pelea por modificar el plan regulador y parar la vorágine inmobiliaria. "Cada piso más es un rayo de sol menos para Ñuñoa", dicen madre e hija, quienes retomaron la organización del barrio y despertaron a los vecinos que desde hace algún tiempo se habían desmovilizado.
"Con la Pola, que es periodista, y el Vicente, que es sociólogo urbanista, comenzamos a organizar a la gente, que en su mayoría pertenece al mundo de la cultura. Incluso participa la actriz Lorene Prieto, quien aparece en muchas teleseries, y otros tantos conocidos que eligieron este barrio para vivir y ahora ven con impotencia cómo su entorno se está transformando".
La verdad es que se han hecho muy amigos."Hemos logrado tenernos confianza y encargarnos las casas cuando salimos de vacaciones", comentan con entusiasmo las arquitectas.
Si bien la plaza, corazón de las 85 (Fe de ratas) casas construidas en 1928, constituye el centro de las reuniones y de los comentarios cotidianos de cómo andan las cosas, mientras los vecinos sacan a jugar a los niños y pasean a sus mascotas, la vivienda de estas arquitectas se ha transformado en el centro de operaciones.
"Acá estudiamos mucho sobre patrimonio y el plan regulador. Hacemos los volantes que repartimos, los comunicados y cuando algún vecino necesita, hasta le facilitamos el computador".
Barrio Miguel Claro
El ruido nocturno y las parejas "prácticamente haciendo el amor en la calle" fueron los hechos que rebasaron la paciencia de Margarita Paci, quien nació en el barrio Miguel Claro hace más de 50 años y participa en cuanta marcha se arme para mantener el carácter residencial de la zona.
"No voy a tranzar por mantener mi calidad de vida intacta", reclama indignada.
En 2002, los vecinos se reunieron por primera vez para reclamar por las altas torres de edificios que aparecían por todo el entorno.Así, en casa de María Angélica Urbina, arquitecta, escritora y funcionaria pública, y en la vivienda del hombre del tiempo de TVN, Luis Weinstein, organizaron varias protestas.
El hijo de la dueña de casa diseñó gorros alusivos, un vecino publicista se puso con los volantes y los artistas que viven en los alrededores armaron tocatas y espectáculos.
Joe Vasconcellos, Ángel Parra y la escultora Cristina Pizarro les colaboraron.
Y aunque no consiguieron parar la construcción de edificios, hoy se juntan en la casa de María Angélica para discutir, entre otros temas, el nuevo plan regulador de Providencia o la inauguración de otro pub en calle Manuel Montt.
Y todo mientras la dueña de casa les ofrece algún tentempié o una bebida para paliar el fuerte calor.
Vecinos por Santiago
Tienen la basura, literalmente, hasta el cuello. Es que deben dejarla al interior de la casa mientras el esquivo camión recolector pasa a retirarla. Y como muchas de las viviendas de los barrios Brasil y Yungay no cuentan con patio, en las cocinas conviven los desperdicios y la comida. Por eso, Rosario Carvajal, profesora de historia, no da más. "A mí me han salido hasta ratones".
Por eso no dudó en protestar junto a la agrupación "Vecinos coordinados por Santiago", nacida al amparo de este problema y que hoy ha extendido sus alas para exigir la devolución de espacios públicos y más participación ciudadana.
Rosario es una de las voceras de turno y reparte volantes informativos en la salida del Metro del barrio y organiza cuanto evento inventan. Se consigue materiales en las universidades e incluso transformó el sitio web del centro cultural en donde trabaja en la página de los vecinos "reclamones".
Además, cada sábado, al ritmo de las canciones de Serrat y Sol y Lluvia, participa en las asambleas que esta organización realiza en el Centro Social y Cultural El Sindicato para ponerse al día respecto de las acciones que emprenderán.
Plaza Las Lilas
Hace un año, apenas se saludaban. Pero bastó una nota en la prensa acerca de la demolición del histórico cine Las Lilas para que se hicieran de lo más yuntas. Y aunque la pantalla grande ya fue demolida, ahora demandan considerar al barrio Zona Típica y que la plaza no se las toque nadie. Hasta reactivaron la "Coordinadora pro derechos urbanos" para trabajar por lo que consideran "lógico".
Para ponerse de acuerdo, cada miércoles se juntan en la casa del pintor Rodrigo Cociña.
Entre cuadro y cuadro, talla y talla, lograron desde ordenar la casa del artista hasta sumar conocimientos para armar actos culturales de protesta. Los asistentes son arquitectos, artistas, periodistas y hasta comerciantes. La discusión es de lo más entretenida. Los más "artesas" proponen recitales de poesía y los más políticos piensan en llegar a La Moneda para hablar con la Presidenta.
Aunque saben que ya no pueden hacer nada por el ex cine, no se desalientan."Desde el principio sabíamos que esta lucha iba a ser ardua y desigual, pero no por eso vamos a bajar las banderas", discursea Juan Guerra, vecino que hace menos de un año apenas decía ¡hola! al dueño de casa y que hoy se sienta cómodo en uno de los sillones de Cociña.

25 febrero 2006

ALTURA DE MIRAS

Pocas veces se encuentran artículos en los medios nacionales que aborden con tal lucidez los fenómenos del deterioro urbano al que asistimos hoy en nuestras ciudades...agradecimientos a Sebastián Gray.
ARTES Y LETRAS
EL MERCURIO
Domingo 11 de septiembre de 2005

¿En qué momento habremos perdido las riendas de nuestras ciudades? La responsabilidad es de todos, desde el legislador al ciudadano.

SEBASTIÁN GRAY
Arquitecto
Tras 15 años de debate público, Berlín decide reconstruir el volumen y la espléndida fachada barroca del palacio imperial de Hohenzollern, icono emblemático de la ciudad durante 500 años, destruido por el bombardeo aliado al cabo de la Segunda Guerra Mundial y finalmente demolido por las autoridades comunistas en 1950. Tras la fachada se albergará un gran espacio público, un hotel de lujo, salas de exposiciones de arte y una estación de metro. Para lograr consenso, la ciudad de Berlín levantó un gigantesco andamiaje con la reproducción impresa de toda la fachada, de manera que la ciudadanía pudiera opinar sobre el efecto.
En Santiago, en tanto, nuestro bellísimo Palacio Pereira espera en ruinas el próximo terremoto para desaparecer para siempre, protestas aparte, mientras que a su lado se levanta ya una torre de vivienda. De igual modo, las dos enormes torres de departamentos que acaban de erigirse en la esquina de calles Bellavista y Loreto en Santiago ponen de manifiesto la crisis de diseño urbano que vienen sufriendo nuestras ciudades desde hace años.
Después del edificio de 21 pisos en la esquina de Monjitas con José Miguel de la Barra, nada peor podría haberle ocurrido al barrio, malogrando para siempre la vocación de ocho pisos con fachada continua que habíamos heredado de la ordenanza Brunner (urbanista austríaco contratado por el Gobierno de Chile en 1929 y la Municipalidad de Santiago en 1934), y que hasta hace poco le daba un marco exquisitamente proporcionado al parque Forestal y al cajón del río Mapocho, permitiendo vistas lejanas hacia el cerro San Cristóbal y la cordillera, destacando en toda su nobleza el Museo de Bellas Artes y el perfil del cerro Santa Lucía, y al mismo tiempo logrando una alta densidad habitacional, rica vida de calle y un paisaje urbano coherente y digno de cualquier gran ciudad.
Otra torre gigantesca y completamente fuera de lugar termina de construirse junto a la esquina de avenidas Providencia y Condell, jibarizando al contiguo convento y al bloque homogéneo de edificios que por cuadras enfrenta al Parque Providencia.
En la última década, aberraciones similares se han llevado a cabo en los barrios patrimoniales de Santiago Poniente y Sur; también en la franja que separa el Parque O'Higgins del Club Hípico, así como en plenos centros históricos de Iquique y Valparaíso, con el consiguiente daño irreparable de su paisaje y carácter.¿En qué momento habremos perdido las riendas de nuestras ciudades? Postulemos que cuatro son los actores que intervienen en el complejo proceso de diseño urbano: la autoridad que legisla, el gestor inmobiliario que invierte, el arquitecto que diseña y el ciudadano que habita.
El inversionista hará siempre el mejor negocio posible, y nada de malo hay en ello; pero en lo que respecta a la autoridad, tales intervenciones sólo han sido posibles como consecuencia de una actitud miope de liberalización del uso del suelo urbano, cediendo sin mayor resistencia a las presiones ejercidas por intereses inmobiliarios y confundidos por su propia incultura en materias urbanas. A diferencia de antaño, ministerios y alcaldías parecen no contar hoy con suficientes elementos de juicio como para imaginar visionariamente el destino de aquellos paisajes fundamentales para preservar y promover la identidad de sus ciudades, y el resultado ha sido una normativa siempre cambiante en sus alturas, rasantes y líneas de edificación; un vergonzoso e irreversible desorden.
Por su parte, el arquitecto tiene una responsabilidad fundamental en la evolución de la ciudad; en este ámbito su principal obligación ética es velar por la armonía entre sus obras y el entorno donde se insertan. Es evidente que muchos arquitectos actúan hoy como meros agentes subsidiarios a intereses inmobiliarios, además de extraviarse a menudo en sus propias y mezquinas ambiciones de gloria.
En cuanto al habitante, éste queda hasta ahora excluido de toda discusión posible -la autoridad evita a toda costa el debate-, y en cuanto no pueda influir en las decisiones que modelan su entorno, no puede hacer suya la ciudad ni menos abanderarse por ella.
Es perfectamente posible construir la misma cantidad de departamentos que una torre, configurando el frente de la calle, con fachada continua y en media altura, maximizando el uso del predio y estableciendo una relación amable, responsable con las construcciones vecinas existentes, generando en el conjunto la mejor vida de calle, es decir, la mejor ciudad posible.
Tras una década de licencia, la Municipalidad de Santiago así parece entenderlo y ha derogado la norma que permitía edificios en altura en medio de barrios patrimoniales, limitando desde ahora las nuevas construcciones a cinco pisos. Más notable todavía, en el Barrio Universitario de Santiago (en torno a las calles Ejército y República), se ha constituido una asociación entre los establecimientos educacionales más importantes y el municipio para llevar a cabo un ambicioso proyecto de renovación urbana en un barrio histórico, generando una norma específica y cuidadosamente ponderada que preserva el perfil de las calles y el carácter de sus edificaciones, al mismo tiempo que mejora las condiciones del espacio público y estimula el desarrollo programático del barrio con sus nuevas funciones. Destacan aquí la reciente remodelación de calle Ejército, transformada en promisorio paseo, y una serie de nuevos edificios institucionales que, junto con conservar las fachadas existentes, densifican fuertemente al interior del predio tanto en altura como en niveles subterráneos, recurriendo a sorprendentes transparencias y perforaciones. El resultado es un éxito y la lección es clara: el negocio inmobiliario será mucho mejor y por mucho más tiempo cuanto más apetecible se haga el barrio, cuanto más atractiva la ciudad. Y eso es tarea de todos.

13 febrero 2006

Modernización de la capital: "Derechos urbanos" irrumpen en Santiago

MÁS PRENSA...
SYLVANA PALOMINO
Periodista de El Mercurio
Lunes 13 de febrero de 2006

Poco a poco toma fuerza la defensa de vecinos frente a las graves intervenciones urbanísticas en sus barrios.

De sus 33 años, Marcelo Caputo ha vivido 30 en el sector de Pedro de Valdivia Norte, primero con sus padres y hace poco junto a su señora e hijos. Esperaba que la compra de una casa en los faldeos del cerro San Cristóbal le brindara un lugar tranquilo para disfrutar del aire libre.Sin embargo, esa inversión que gestionó para 20 años, ya la está considerando como una pérdida.
"Pienso que la carretera que va a pasar por el cerro, la bulla, los bocinazos y los frenazos van a afectar mi vida", se lamenta Marcelo.
Y es que en menos de 10 años la imagen de la capital ha sufrido agresivos cambios. La construcción de nuevas autopistas, las remodelaciones y la extensión de las líneas del Metro han afectado fuertemente la naturaleza de algunos barrios, provocando que muchos emigren, pero que otros, los que se resisten, decidieran luchar por lo que consideran que les pertenece.
Un nuevo derecho
Diversas juntas de vecinos de Santiago e instituciones, como Ciudad Viva y Defendamos la Ciudad, notaron la importancia de conformar una red de agrupaciones territoriales que tienen problemas con el plan regulador, construcción en altura, autopistas urbanas, conflictos por ruido, túneles, destrucción de patrimonio, eliminación de ferias y mercados, falta de ciclovías y buenas condiciones peatonales, y que no pueden defenderse por sí solos. Así nació en septiembre pasado la Coordinadora de Derechos Urbanos, que reúne a todos estos grupos."Generalmente se identifica progreso con infraestructura y eso no es correcto.
Nuestra posición es que hay muchos temas que ameritan se miren desde el punto de vista de los ciudadanos", reconoce el secretario de Ciudad Viva, Federico Allendes, grupo que se juntó en defensa del antiguo barrio La Chimba, en Recoleta, y Pedro de Valdivia Norte, en Providencia.
En esta Coordinadora, reconocen que el concepto de "derechos urbanos" está siendo cada vez más aceptado en Europa y Estados Unidos, pero que en nuestro país aún es muy nuevo. Aseguran que la idea es asentar las bases de la democracia, pero en términos de la toma de decisiones sobre la ciudad.
Patricio Hermann, vocero de la agrupación Defendamos La Ciudad, considera que el problema está en que "Chile es un país muy autoritario, independiente si los gobernantes acceden al poder gracias a golpes militares o por elecciones democráticas, siempre hacen lo que quieren. No toman en cuenta la opinión de los vecinos, quienes son los dueños de la ciudad en rigor".
Aunque para muchos, las batallas por mantener una identidad de barrio están perdidas, otros, como Rodrigo Cociña, vocero de la organización Defendamos Plaza Las Lilas, creen que por lo menos se puede patalear por su calidad de vida. "Nos encontramos absolutamente solos y desprotegidos. No se respetan los derechos urbanos mínimos y prevalece el valor del negocio", enfatizó Cociña.
EL SENTIR CIUDADANO
PEDRO DE VALDIVIA NORTE
Aunque los vecinos lograron cambiar el trazado de Costanera Norte, la construcción del túnel por el cerro San Cristóbal continúa y los residentes están molestos. "Dicen que el cerro es el pulmón de Santiago y lo están rompiendo, no entiendo", comenta Carmen Bey, vecina del sector y agrega que se fue a vivir al barrio, porque había una linda vista, "pero ahora tengo una pared que es como campo de concentración".
PLAZA LAS LILAS
Pese a las más de 3 mil firmas que apoyan la defensa de la Plaza Las Lilas, los vecinos no han conseguido ser escuchados por las autoridades y frenar el aumento de la densidad poblacional de ese lugar residencial. Los pobladores están seguros que con la construcción de los dos edificios de 19 y 7 pisos, tanto ellos como la ciudad pierden, porque se destruye su modo de vida y porque desaparece la tranquilidad del tradicional barrio.
VESPUCIO SUR
"El problema de la autopista de Vespucio Sur es que es totalmente ilegal, porque no ingresó al sistema de estudio de impacto ambiental", asegura Marcela González, que participa en Decisión Pro Homine, agrupación que defiende a los habitantes de ese sector. Espera que al demostrar los problemas de la ruta, ocurra lo mismo que en EE.UU., donde se destruyó una autopista en San Francisco porque no cumplía con el reglamento.
VECINOS DE ÑUÑOA
Contagiados con el boom de los otros barrios, los vecinos de esta comuna ya han comenzado a levantar la voz para evitar lo que consideran una masacre urbana. Residentes del sector de Elías de la Cruz, única zona patrimonial protegida por el plan regulador de la comuna, Quirihue y Plaza Sucre, ya están preocupados por el auge inmobiliario en el sector. Para todos, la tarea principal es lograr cambios en el plan regulador.
MERCADO TIRSO DE MOLINA
La construcción de la Costanera Norte, en el sector de la comuna de Recoleta, también fue polémica. Los locatarios del Mercado Tirso de Molina, Vega Central y la Pérgola, se vieron afectados casi en un 100% en sus ventas por estas obras. Las rejas que los mantienen aislados de la construcción les impiden tener una mayor afluencia de público, pero sí consiguieron poner semáforos y un mayor acceso a los estacionamientos.

11 febrero 2006

"EFECTO LAS LILAS" LLEGA A ÑUÑOA

Articulo de El Mercurio, Propiedades
Domingo 5 de Febrero de 2006


FELIPE ÁLAMOS UNDURRAGA

Siete días de contrastes en Ñuñoa.
El lunes apareció en el primer lugar de un ranking que la ubicó como la comuna capitalina que ostenta el mejor índice de calidad de vida de la capital. Pero también fueron días de reuniones de varios vecinos, que observan con preocupación cómo el actual boom inmobiliario está cambiando, en su opinión, la cara y el espíritu de la comuna.
"En Nuñoa asistimos hoy a una verdadera masacre urbana. Nuestros barrios, que gozaban desde hace décadas de una gran consolidación urbana, están siendo el blanco de agresivas intervenciones inmobiliarias -amparadas por un plan regulador muy permisivo- que están desfigurando irreversiblemente su esencia", aseguran las arquitectas Verónica Adrián y Adriana Araneda, vecinas del conjunto Elías de la Cruz, la única zona patrimonial protegida por el plan regulador de la comuna. "Las torres están transformando nuestro barrio en una isla urbana", denuncian.
Y no son las únicas que reclaman. Vecinos de los sectores pasaje Quirihue y Guillermo Franke (Plaza Sucre) han comenzado a organizarse para hacer sentir su voz. Aunque la tarea no ha sido fácil. "Uno de los problemas ha sido lograr un consenso entre los propietarios para proteger nuestro barrio. Porque, obviamente, las inmobiliarias lanzan ofertas muy tentadoras y cuesta ser fuerte", cuenta el abogado Boris Navia, quien encabeza el movimiento ciudadano en calle Guillermo Franke."En realidad ha sido difícil convencer a la gente. Creo que recién van a tomar conciencia cuando las torres que se están construyendo nos tapen el sol", agrega Mabel Contreras, quien se esfuerza por movilizar a los vecinos del pasaje Quirihue.
Dirigentes de los tres sectores ya han establecido los primeros nexos, para coordinar acciones. Lo fundamental, coinciden, es lograr cambios en el plan regulador. "De lo que no se han dado cuenta la municipalidad y las inmobiliarias es que con la actual normativa se está matando el mismo producto que se quiere vender: tranquilidad, vida de barrio y vegetación. No se trata de que nunca más se pueda construir en altura en Ñuñoa, sino que las cosas se hagan bien", afirma el arquitecto José Piga.
Lo que pasa, dicen Verónica Adrián y Adriana Araneda, es que el tema va más allá de la indudable pérdida de casas de alto valor arquitectónico. "Se está destruyendo la esencia misma de Ñuñoa. El concepto de vivienda de gran altura aparece como un contrasentido respecto del tejido urbano dominante, de fachada continua y baja altura. Estos edificios son entidades que se suman, pero no se integran a los barrios".Además, aseguran que se está aumentando brutalmente la densidad de la comuna, "sin existir la capacidad para absorber esta nueva demanda poblacional en equipamientos, redes urbanas y áreas verdes".
Las soluciones ¿Qué hacer?
Dicen los críticos que se debe actuar responsablemente pero con firmeza. "No estamos frente a construcciones ilegales. Estos proyectos se enmarcan dentro de la normativa vigente y hay poco y nada que hacer contra los permisos ya otorgados. Pero sí se pueden pedir cambios en el plan regulador que eviten que esta destrucción siga. Creo que llegó el momento en que autoridades municipales y ciudadanos debemos sentarnos a conversar y pensar qué imagen de comuna queremos", sostiene José Piga.
El municipio dice estar abierto al diálogo. "No estamos cerrados a que los vecinos nos pidan mayor protección patrimonial a través de cambios al plan regulador o mediante nuestro respaldo a la presentación de nuevas zonas típicas ante el Consejo de Monumentos Nacionales. Pero nos parece que hacerlo nosotros como municipio, de manera unilateral, cae incluso en lo inconstitucional, al afectarse el derecho de propiedad, pues ciertamente a través de estas declaratorias de cierta manera se limita que los vecinos dispongan libremente de sus bienes", señala Carlos Frías, director de Obras de la Municipalidad de Ñuñoa. Dice que el mecanismo lógico sería que los propietarios interesados en que se protejan sus viviendas o conjuntos de viviendas presenten una solicitud formal ante la municipalidad.
"Es fácil exigir que se proteja un lugar o entorno, cuando los efectos pecuniarios de la restricción no recaerán sobre uno. Porque, ¿cómo podemos exigirle nosotros, por ejemplo, a un matrimonio de ancianos en mala situación económica que no venda su casa a una inmobiliaria?".
Señala el funcionario que en la Municipalidad de Ñuñoa no están indiferentes frente al tema patrimonial y que por eso ha colaborado en múltiples estudios y que conflictos como los que han empezado a surgir son una oportunidad para avanzar. "Por eso pedimos a los vecinos que se acerquen y presenten sus inquietudes. Pero no vamos a salir a gravar sus propiedades si esta petición no viene desde ellos mismos".
Pero mientras no se hagan cambios al plan regulador, dicen los críticos, se debe buscar alguna manera de enmendar el rumbo. "Por eso somos partidarios de que en ciertos sectores de esa comuna se aplique el artículo 117º de la Ley General de Urbanismo y Construcciones, que establece el congelamiento de permisos de construcción hasta por un año, para que se inicien los estudios respectivos con la comunidad organizada a fin de evitar la destrucción de barrios consolidados", señala Patricio Herman, presidente de la Agrupación Defendamos la Ciudad.
Humberto Eliash -arquitecto que realizó junto a Sur Plan un estudio para el Minvu sobre el patrimonio de la comuna- coincide y señala que "mientras se discuten medidas compensatorias para los vecinos que se verían afectados por una menor constructibilidad en sus terrenos, lo mejor sería congelar los permisos".
Y agrega: "Ñuñoa se encuentra en un momento clave, en el cual todavía puede revertir la situación, lo que no ha pasado en San Miguel, que ya pasó el límite y ha perdido la mayor parte de su patrimonio. Hay que actuar".