01 marzo 2007

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA...

¿Desde su sillón de brillantes investigadores académicos, podrán nuestros urbanistas cuadrar teorías acertadas sobre la ciudad?
En estos días algunos “activistas ciudadanos” sostuvimos un intercambio con un destacado y muy joven urbanista, académico de una también destacada
pero antigua facultad de arquitectura capitalina. Más allá de dar nombres, lo que es notable de aquellos estudiosos de la ciudad, es la dificultad por aterrizarse en la realidad contingente de lo que es el Chile de hoy…

Cada vez que escuchamos voces provenientes desde la academia, en vez de dejarnos plenos e iluminados con su saber, quedamos muchos con la sensación de que el ejercicio impune e indolente de la segregación y discriminación urbana, también afecta y domina la sapiencia del pensamiento docto de nuestros urbanistas, porque esta brecha también los margina a ellos de poder empaparse debidamente de la realidad práctica, que la mayoría de los que habitamos las grandes ciudades, soportamos o sufrimos.
Lo que les llora a gritos a estos destacados urbanistas criollos es zambullirse, de tanto en tanto -a modo de experimentación al menos- en el caldo popular santiaguino, incorporando a su rutina lo que hace el habitante medio, como es por ejemplo la epopeya de llevar de madrugada a los niños al colegio en micro y luego ir y volver por el mismo medio a la pega todos los días; hacer las compras de la semana en la Vega Central, estirando hasta la última gota el presupuesto familiar; vivir en un reducido y abrasador departamento en un block de alguna comuna periférica de Santiago…
En fin, más allá del impacto natural que significa desarraigarse de los artificios de comodidad cotidianos y una vez que la mente y el alma se hayan podido foguear suficientemente con el caótico trajín urbano santiaguino, podríamos pasar a la 2ª fase del experimento, que es –ahora sí que en forma más estudiosa- establecer ciertos análisis y comparaciones, como es llevar consigo durante esos trayectos, fotos de calles, tomadas solo un par de años atrás, constatando lo poco y nada que queda de ellas; asistir contemplativamente a alguna sesión de un concejo municipal en cualquiera comuna capitalina, para observar quienes y como nos representan o se pasan el tiempo nuestros respetables concejales y honorables alcaldes, votando presupuestos onerosos, mientras tanto se anegan las calles en invierno y penan las ánimas en un verano sin árboles; pararse un rato al lado del mesón de alguna Dirección de Obras Municipal, para observar como pululan, tal colmena de abejas sendos agentes inmobiliarios, haciéndose aprobar con sonrisas, sus "torres clones" al infinito; asistir a alguna reunión de junta de vecinos, donde casi siempre se discutirá sobre el paseo que el alcalde, tan generoso él, organizará para las dueñas de casa a Cartagena por un día. Esto a modo de ejercicio, entre tantos…
En resumen, ¿habrá que organizar un seminario práctico en terreno, para que estos señores ilustrados despierten un poco de su sopor teórico, al menos por algunos momentos, sintiendo el verdadero olor que se respira en las ciudades de este diezmado Chile?