01 enero 2008

EL APARATO AUTORITARIO...si lo dice uno de los fundadores de la concertación, qué nos queda?







14 de Diciembre del 2007
Esteban Valenzuela Van Treek,

Diputado ex PPD, Chile Primero-Rancagua

Se creen el Estado, como el Rey Sol.
Recuerdan la Junta Militar de los martes,
pero se reúnen los lunes,
con el humor negro del Almirante Merino.
El aparato habla de ciudadanía, pero ama el control.
Teme la elección de los gobiernos regionales,
tiene pesadillas con el federalismo.
Convirtió el arco iris en un claroscuro,
olvidó el ideal democrático de la dispersión del poder.
Reconocía en dictadura que había “duros” y “blandos”,
en democracia detestan a “díscolos”, “críticos” y “disidentes”.
El que se aparta recibe el epíteto de “derechistas”.
Mientras corren a los cenáculos del poder
no acatan los fallos de la Dirección del Trabajo,
y no se atreven a corregir el modelo
de la desigualdad estructural.
Tienen listas para todos los cargos.
Les gusta nominar intendentes, seremis, asesores.
Que no se muevan las hojas sin que ellos sepan,
para eso están también las listas negras.
Defienden y admiran el gigante chino.
Se escondieron para no saludar al Dalai Lama,
no conocen de la democracia en Taiwán,
son la real política, cruda y dura.
Ya no hablan de la inscripción automática de los jóvenes,
ni cambiar el binominal.
La calculadora funciona y la ética se disipa.
Gobernaban con las encuestas en la mano,
ahora piensan que están mal hechas,
que el pueblo se equivoca,
que ya volverán los buenos tiempos.
El aparato perdió capacidad de asombro,
no le entran balas, la corrupción “no sería para tanto”,
las pandillas serían un invento.

Los señores del aparato reparten cheques
como si fueran de ellos,
no entiende el mal del clientelismo,
el secuestro del alma nacional.
Olvidaron las palabras autonomía y emprendimiento.
El aparato prometió, pero no creó gobiernos metropolitanos,
y ahora tiene insomnios con el Transantiago.
El aparato quiere hacerlo todo,
ojalá sustituir la sociedad, los municipios,
las regiones, los movimientos.
Confunden lealtad con disciplina ciega,
evaden el verbo discernir,
empieza a incomodarle el parlamento,
ese es un síntoma de una enfermedad degenerativa.
El aparato vive del pasado, no lo atrapa el futuro.
Pero el pasado es débil en la era digital,
y los vientos mueven el agua al fin del mundo.

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